Es mi deber como discípulo
de Cristo; Otorgar perdón a mi prójimo en obedecía a
Dios.
El discípulo maduro está
dispuesto a edificar con sus palabras y hechos, porque así estará siguiendo las enseñanzas de su
Señor, quien en amor pidió a sus seguidores en Juan 13:34 “Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros”.
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