“Yo planté, Apolos regó; pero el
crecimiento lo ha dado Dios” 1
Co. 3:6
En el pasado, cuando la iglesia fue empezada
en la región inka, muchos fueron los que plantaron y trabajaron arduamente. El apóstol
Pablo dijo en 1 Co. 3:6 “Yo
planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” y en 2 Ti. 2:6
El
labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Pero al
transcurrir el tiempo el trabajo de los
plantadores se hizo cada vez mas difícil porque la obra estaba creciendo en una
forma natural y espontanea por la labor de los mismos creyentes en diferentes
lugares. Ahora estamos viviendo estos tiempos de crecimiento y espontaneidad
y para los nuevos creyentes y obras casi les es difícil seguir avanzando por
muchas razones.
Numero uno
La falta de obres preparados con pasión
de servicio y no buscando ganancias deshonestas.
Numero dos
Ministerios que se enfoquen en las personas
y vidas de los lugares mas alejados como los campos
Numero tres
Ayuda de hermanos/iglesias maduras que
puedan invertir su tiempo y recursos para seguir equipando a nuevos líderes en
sus zonas.
TODO EN SU NOMBRE Y PARA ÉL
En el ministerio EPYL hemos aceptado e
impulsado este desafío. Tenemos el deseo solo de buscar el bienestar espiritual
y madures de los nuevos líderes sin alejarles de su contexto geográfico y
vivencial.
Este modelo es una reminiscencia del apóstol Pablo “Yo planté,
Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” 1 Co. 3:6. Cuando el objetivo
es el fruto espiritual para la gloria de Dios ¿Quién es más importante? El que planto
o el que rego o ¿Quiénes enseñan? ¿Quiénes darán para esta labor? Dios es el
que da y sostiene su obra por su sola gracia.
AMEN.
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